Helado de avellana

Hola a todos!!!! Ya se aproxima el verano, tan sólo nos quedan unos mesines y ya podremos disfrutar del sol, la playa, los granizados y de lo que más me gusta, lo helados!!!, Por eso os voy a dejar hoy aquí una receta ya veraniega, del sabor de helado que a mí más me gusta, espero que os guste.

Ingredientes:

• 300 gr. de leche
• 150 gr. de nata líquida
• 4 huevos
• 350 gr. azúcar 
• 200 gr. de avellanas peladas
• Un chorrito de licor de avellanas

Elaboración:

       Lo primero que haremos será poner la leche a hervir junto con la nata, para saber que no está mala, vamos removiendo con una cuchara de madera para que no se pegue abajo y mientras, en otro bol a parte,  vamos batiendo bien con ayuda de unas varillas los huevos y el azúcar, esto último lo reservamos y cuando esté hervida la leche con la nata la dejamos enfriar . Cuando esté templada añadimos a esto los huevos batidos con el azúcar y las avellanas pasando todo esto por  la batidora para que se trituren bien y les den el color característico de este helado y el licor (también podemos utilizar crema de avellanas, ahora las vendes en los comercios normales, como mercadona o carrefour, en botes y nos quedarán sin grumitos, esta crema se la añadiremos a los huevos y el azúcar). Ponemos otra vez a calentar esta mezcla, pero esta vez no tiene que llegar a hervir (porque los huevos se cuajarían del todo y no sería helado sería mousse o quien sabe...) sólo tienen que llegar a las 85º grados, para saber cuando está a esta temperatura lo único que tenemos que hacer será ir removiendo con la cuchara de madera y la vamos sacando de vez en cuando y pasamos el dedo por la base, si vemos que deja un sendero y no se cae la crema que estamos haciendo eso quiere decir que ya a llegado a los 85º. Rápidamente lo pasamos para un bol frío y lo metemos en el congelador, ahora sólo nos queda darle un par de vueltas con ayuda de las varillas de antes cada 15 minutos durante dos horas hasta que veamos que tiene la consistencia de un helado. Todo este esfuerzo nos valdrá la pena, porque cuando acabemos y nos sentemos a comerlo nos sentiremos orgullosas de haber hecho algo tan rico.